Paseando por Berlín – Parte II

Después de un día de recorrido por las lindas calles de Berlín, volvimos a salir a la mañana siguiente para continuar descubriendo la capital alemana. El objetivo del día era dedicarnos más a la parte histórica de la ciudad, y en este post les cuento y muestro lo que pudimos visitar.

La primera parada de nuestro recorrido del día fue el famoso “Checkpoint Charlie”. Este lugar fue durante 45 años un punto de control fronterizo entre la Berlín Oriental y la Berlín Occidental durante toda la Guerra Fría. Así se la veía en 1961, con los tanques pesados americanos de un lado y los soviéticos del otro.

Hoy en día la caseta que allí se encuentra es una réplica exacta de la original (a veces me da la impresión que en el mundo ya no hay nada original, la mayoría de las cosas que uno visita, si te informás un poco te das cuenta que es una réplica!). Es un punto muy turístico, supongo yo por lo que representa o por lo que representó en su momento en un mundo tan perfectamente dividido durante décadas.

¿Por qué Checkpoint Charlie? Bueno en realidad era el Checkpoint C (Punto de control C), pero en el alfabeto radiofónico la letra C es Charlie (dato de color: la letra Q es Quebec ). Así que no había ningún Carlitos involucrado en el tema, por si así lo creyeron.

Sobre la misma calle, la Friedrichstraße, una de las calles comerciales más importantes de la ciudad, se encuentra el museo del Muro Checkpoint Charlie, como se ve en la foto siguiente. Nosotros no fuimos a ese museo, ya que preferimos mejor ir al Memorial del muro unas cuadras.

Vieron en las fotos anteriores un McDonald’s y en esta próxima un KFC, en composé con el Checkpoint Charlie. Esta famosa pancarta te avisaba que estabas saliendo del sector americano

En esta misma zona, a unos metros, está el globo del diario Die Welt (el Weltballon) del que les hablaba en el post anterior. Por la módica suma de €23 podés subirte y ver el barrio desde arriba…

Y hablando del post anterior, acá se ve bien una semáforo peatonal con el bichito este (ya se que es un tipito):

Como para esa altura ya nos dio hambre (como verán no arrancamos a las 7am) decidimos, antes de continuar con el próximo punto de interés, hacer una para técnica y el “Mall of Berlin” supusimos que tendría un buen patio de comidas variado.

El shopping está buenísimo y realmente es gigante. Son dos edificios enormes (que por fuera no dicen mucho) que en el medio están unidos por una galería al aire libre.

No nos equivocamos, el patio de comidas era enorme y tenía de todo para elegir. Este “mapa” con las banderas de los países según la comida que venía cada local me pareció algo tan práctico. Además los locales están agrupados por continente. Yo igual obvio quería un schnitzel (recuerdan que no hubo un día en Alemania en el que haya comido otra cosa).

Después de almorzar nos fuimos directo al Berliner Mauer Gedenkstätte, es decir el Memorial del Muro de Berlín, donde se encuentran 60 metros del famoso muro, tal como estaba en el momento de su demolición (con los graffitis y escrituras):

Del otro lado hay una exposición en dos niveles. En un nivel estás a la altura del muro y lo ves de cerca, mientras que en el otro hay una muestra de fotos y documentos históricos. Si mal no recuerdo, todo está presentado cronológicamente, por lo que podés entender mejor qué, cómo y cuándo ocurrieron los hechos.

Opuesto al muro y en el centro del Memorial (que era el sitio de los cuarteles generales de la Gestapo), se encuentra el museo/exposición “Topographie des Terrors“. Decidimos recorrerlo y le dedicamos un rato largo, ya que es increíble y atrapante todo el contenido que tiene (incluidos audios y videos documentales). Un lugar muy recomendado, tienen que visitarlo.

¿Se acuerdan de los Buddy Bear? Me acuerdo que en el 2009 cuando trabajaba en American Express en Plaza San Martín veía todos los día a la exposición cuando estuvo en Buenos Aires. La exposición es original de Berlín, y nos cruzamos con uno de ellos, muy especial en el contexto europeo actual, ya que es el que representa a la Unión Europea:

Seguimos caminando en dirección del Monumento a los Judíos de Europa Asesinados, y en el camino pasamos por una feria de comida alemana y hubo tiempo para un crêpe de Nutella (probablemente un dolor de panza posterior, pero #nuncaaprendre):

Llegamos al monumento y nos quedamos un rato largo impresionados, mirando, como todos los otros visitantes que están ahí sentados en silencio.

Este monumento es uno de los lugares más raros que visité. Es emocionante y escalofriante a la vez. Son 2711 (sí, dos mil setecientas once !) losas de hormigón, todas del mismo tamaño pero de diferente altura y que provocan un efecto rarísimo (objetivo de su creador) como un mareo o confusión.

La cuadrícula es perfecta y si uno se pone al nivel del suelo, los pasillos son bien derechos y regulares. Si te parás en una de las losas te das cuenta que no tiene nada de perfección, por las alturas diferentes de cada una, un poco representando lo que era aquel sistema supuestamente “perfecto y ordenado”, que no lo era para nada.

Ahí nomás está nuevamente la Puerta de Brandenburgo, ya que hicimos una especie de círculo desde el hotel pasando por todos estos sitios. Y a lo lejos veo una bandera conocida, la bandera de la provincia de Québec!

Cuando busqué en Google Maps, nos enteramos que ahí hay unas oficinas del Gobierno de Québec

Llegamos finalmente a la plaza 18 de Marzo, donde se encuentra la Puerta y esta vez la pudimos ver desde el otro ángulo, y con más sol que el día anterior.

¿Se dieron cuenta que se ve la torre de televisión a lo lejos? Una buena toma, ¿no?

En vez de cruzar la puerta, la pasamos de largo para ir a conocer el Reichstagsgebäude, o el Edificio del Reichstag, el más grande e imponente de toda la ciudad (siento que use esos mismos adjetivos para varias otras atracciones, pero realmente Berlín tiene muchos lugares así!).

Sede de los diferentes parlamentos alemanes desde la época del Segundo Imperio Alemán, hasta mismo el parlamento de hoy en día. Es un edificio que dice ALEMANIA por donde se lo mire: grande, alto, fuerte, imponente (ya lo dije creo).

Lamentablemente no lo pudimos visitar porque ya era tarde, y aunque hubiera sido más temprano tendríamos que haber sacado los tickets con bastante anticipación para tener un lugar en alguno de los tours guiados. Nos conformamos con observarlo desde afuera, mientras caía la tarde.

Los locales y turistas, descansaban bajo el sol, tirados en el césped de la Plaza de la República, que forma parte del enorme y famoso Tiergarten, el parque principal de la capital.

Otros hacías cosas más raras… (mucho no quisimos indagar).

Cuando terminamos, nos volvimos para el hotel, cruzando ahora la sí la Puerta.

Músicos tocando en la Puerta de Brandenburgo
Entrada al subterráneo, estación Brandenburger Tor

Enseguida llegamos a nuestro hotel, miren que lindo se lo ve desde la esquina opuesta:

Y nos dimos cuenta que hasta teníamos un pedazo de Muero de Berlín a nuestra disposición… aunque Chloé no estaba muy convencida: ¿es o no es?

Después de descansar (qué vida agotadora!) buscamos un lindo restaurant alemán para ir a cenar en nuestra última noche en Berlín.

Y adivinaron bien, marche otro schnitzel para Rodrigo:

Y otro coso raro con hongos para Chloé:

Así, comiendo (para variar), nos despedimos de esta hermosa ciudad, que nos encantó y deseamos volver a visitar pronto para seguir recorriéndola y volver a ver a nuestros amigos. Espero que hayan disfrutado también y que les haya dado el gusto de ir (o volver) a Berlín

Hasta el próximo post !

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